
CHAHID EL HAFED-. Un nuevo informe de derechos humanos ha documentado la escalada de crímenes por parte de la ocupación marroquí en el Sáhara Occidental mediante el uso de drones contra civiles saharauis, causando decenas de víctimas y considerables pérdidas materiales.
En su cuarto informe, la Oficina Saharaui de Coordinación de Actividades Relativas a las Minas (SMACO) afirma que la ocupación marroquí ha atacado a cerca de 300 personas, directa o indirectamente, causando más de 160 víctimas, entre muertos y heridos, y que el 63% de las personas atacadas han fallecido.
Estos ataques, según el documento, no eran simples operaciones selectivas, sino «ejecuciones masivas con misiles sin piedad».
El informe contabilizaba 123 ataques con drones en los últimos cuatro años, lo que confirma una escalada continua y sangrienta en la región, subrayando que los drones se han convertido en «una herramienta clave para llevar a cabo ataques devastadores en este territorio ocupado».
El mismo informe señalaba que el 49% de todas las víctimas eran viajeros, «lo que confirma que los ataques no fueron aleatorios, sino que tenían como objetivo principal la circulación de personas y mercancías, en particular civiles».
Según la misma fuente, se trataba de un «intento sistemático de paralizar la circulación de personas y crear un clima de miedo e inestabilidad capaz de obstaculizar la actividad económica».
El informe señala igualmente que el 60% de los ataques contra civiles tuvieron lugar en la parte sur del Sáhara Occidental, en particular en las zonas situadas al este de la berma, lo que confirma «una escalada militar sistemática».
En este contexto, el documento señala que los ataques con drones llevados a cabo por la ocupación marroquí tienen como objetivo a niños y mujeres, como ocurrió con ocho niños y sus familias, confirmando una vez más el ataque directo contra civiles.
La misma fuente menciona también los efectos psicológicos de los ataques con drones sobre la población civil, entre ellos «estrés postraumático y ansiedad, además de depresión, desesperación, fobias, miedo a los espacios abiertos, trastornos del sueño e insomnio...».
Los ataques han provocado importantes pérdidas materiales, como la destrucción de decenas de vehículos y la muerte de cientos de cabezas de ganado. Además, muchas familias beduinas y rurales han perdido sus principales fuentes de ingresos, lo que les ha obligado a huir por temor a nuevos ataques.SPS/ Fuente APS