MADRID-. El Movimiento por los Presos Políticos Saharauis ha criticado en una carta el apoyo del Ejecutivo español a la ocupación marroquí del Sahara Occidental.
Carta a Albares.
Excmo. Sr. ministro de Asuntos Exteriores,
Unión Europea y Cooperación
Plaza de la Provincia
28012 - Madrid
Madrid,9 de enerode 2025
Asunto:Perdiendo batallas por la libertad
Excmo. Sr. ministro,
Greta Thunberg se unió a la causa saharaui. Esta defensora de la humanidad considera que las injusticias sociales, políticas o climáticas “son parte de la misma lucha”. Por eso se ha desplazado a los campamentos de refugiados para solidarizarse con la causa saharaui participando en los encuentrosorganizados por Solidarity Rising.
“No existe justicia climática sin derechos humanos”; “nos importa el bienestar humano y acabar con las injusticias, ya sean sociales o climáticas” manifiesta. Sencillas palabras que trascienden el encasillamiento y aspiran a la búsqueda de justicia en toda su magnitud.
Sr. ministro, ¿cómo conjugaría Vd. las dos sentencias siguientes, pronunciadas esta semana?
“La libertad nunca se conquista de forma permanente. Es algo que se puede perder". Pedro Sánchez, con motivo de los fastos de los 50 años de democracia -una democracia con lagunas-, los mismos 50 años que perdura la traición de todos los Gobiernos españoles al pueblo saharaui.
“Nadie es libre hasta que todo el mundo lo es”. Greta Thunberg, durante su estancia en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia).
¿No le parece que llevamos demasiadas batallas perdidas en la defensa de esa libertad -necesariamente global-? Cuando el Gobierno apoya la ocupación del Sahara Occidental, cuando vende armas a Israel colaborando con el genocidio en Palestina, está dinamitando esos principios que invoca hipócritamente en público, pero que vulnera en su quehacer como gestor de un país.
El doctor palestino Hussam Abu Safiya ha sido hecho prisionero por Israel. El asesinato de su hijo fue un aviso que no le impidió mantenerse al frente del hospital que dirigía, el Kamal Adwan, reducido a cenizas por el ocupante. Este hombre es un símbolo de la resistencia. Lo conocemos. Pocos nombres nos llegan de las decenas de miles de civiles palestinos asesinados, aunque sí nos hablan los medios del gato deprimido de un israelí. Las muertes de bebés y de niños palestinos solo son cifras ya. No podemos interiorizarlas. No podemos empatizar con el drama de los hermanos, de los padres. Son demasiados. Solo cifras. Noticia de hoy: “han matado a 50, la mayoría niños y niñas”. Punto.
Por eso a las víctimas hay que ponerles cara, al menos un nombre. Y contar su sufrimiento. Contar que formaban parte de una familia, que tenían su día a día, sus ilusiones, frustradas por el genocidio.
La Liga para la Protección de los Presos Saharauis en Cárceles Marroquíes informa del maltrato que sufren los presos saharauis. Sabemos quiénes son, que la hija, la hermana, la tía alertan y piden ayuda para su familiar preso y cuentan su situación. Sirvan algunos ejemplos del trato que han recibido en los últimos tiempos los presos políticos saharauis en cárceles de Marruecos, unos luchadores inocentes de los cargos que les atribuyen, que no renuncian a sus principios ni a su dignidad.
Las visitas familiares a los presos son suspendidas arbitrariamente. Es el caso de Mbarek Lefkir, condenado a 25 años que cumple en la prisión de Tan Tan. Hay que recordar que hablamos de prisiones marroquíes, lejos de los territorios ocupados del Sahara Occidental. En dos ocasiones, sus familiares se han tenido que dar media vuelta y el preso ha vuelto a su soledad.
A Abdelmoula El Hafidi, condenado a 10 años que cumple en la cárcel de Safi, le han reducido el tiempo de comunicación telefónica y le prohíben llamar desde su celda como hacen los reclusos comunes. Los guardias interceptan las pocas llamadas que aún le permiten. Ante la queja, el director le amenaza.
Hussein Zaoui, condenado a 25 años que cumple en la prisión de Kenitra, sufre de intensos dolores de espalda, producto de las durísimas condiciones carcelarias y el trato inhumano. Para someterle a exámenes médicos la cárcel le obliga a disfrazarse con el uniforme asignado a los asesinos. Y Zaoui no acepta esta humillación.
Brahim Ismaili, condenado a cadena perpetua que cumple en la cárcel de Ait Melloul 2, tiene un wc estropeado dentro de su celda del que emanan olores nauseabundos. Esto le ha provocado una alergia severa y asfixia. Está muy débil porque arrastra varias enfermedades pulmonares -entre otras- que no le curan.
Abdeljalil Laarousi cumple cadena perpetua en la prisión de Tan Tan. Empezó una huelga de hambre el 16 de octubre, cuando llevaba ya tres semanas en el hospital, para protestar por la falta de atención médica y las constantes presiones a que estaba sometido. Le operaron del colon, pero sigue con los ligamentos cruzados rotos, producto de las torturas infligidas en noviembre de 2010, cuando le detuvieron. La habitación del hospital era diminuta, llena de polvo, con un wc incorporado que apestaba, sin ventilación. Lo ideal para una persona que sufre asma y va a ser operada. Antes de la operación, los carceleros se cebaron con él ofendiéndole. Su estancia en el hospital incluía un permiso de visita familiar permanente, pero el vigilante sólo permitió a su mujer visitarle 15 minutos a la semana. Abdeljalil terminó su huelga el 13 de noviembre.
Mohamed Lamine Haddi, condenado a 25 años, sigue en la misma situación, con una infección en el oído desde hace 7 años que se ha extendido a todo el cuerpo, sin que la prisión tenga la menor intención de atenderle. Le están matando. Ha trascendido que en la prisión de Tiflit 2 -la suya- mueren dos o tres presos diarios porque les dejan morir sin atención médica. Así aligeran una cárcel hacinada.
“Quien tenga una pizca de humanidad, debe apoyar a los saharauis” dice Greta Thunberg. Vd., que apoya a los ocupantes, ¿es que perdió la humanidad al jurar el cargo?
Cristina Martínez Benítez de Lugo
Participante en el Movimiento por los Presos Políticos Sahara