Período 1991-2011
Angie Paola Hernández Fuentes*
El conflicto del Sahara Occidental es la única disputa por descolonización en África que persiste. En 1961, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) empezó a gestionar la descolonización de esta región motivando el referéndum de libre autodeterminación de los pueblos que fue obstruido por Marruecos, que en 1975 invadió el territorio con La Marcha Verde. Desde 1975, Marruecos y el Frente Polisario (brazo armado del Estado saharaui y representante internacional del pueblo) se enfrentaron militarmente por el territorio hasta 1988, fecha en que se comienza a gestar el proceso de paz teniendo en cuenta la resolución 1514, que afirma que la mejor vía era realizar un referéndum de autodeterminación de los pueblos. Para ello, en 1991 se creó la Misión de Naciones Unidas para el Referendo en el Sahara Occidental (Minurso) con el encargo de organizar y convocar el referéndum, pero la actuación de esta fue mínima, lo que motivó a que la ONU promoviera otros planes como el Baker I y el Baker II, los cuales fueron dilatados y boicoteados evitando así una solución al conflicto. Ante esto, se investigó porqué los planes de la ONU fracasan, generando así un estancamiento en la solución del conflicto del Sahara Occidental. Se analizó el papel de Francia en esta realidad por ser un país que históricamente encalla este proceso, incluso ayudando a Marruecos en La Marcha Verde; además de afectar considerablemente las acciones
* Correo electrónico: [email protected] 408 • REVISTA ANÁLISIS INTERNACIONAL Angie Paola Hernández Fuentes de las Naciones Unidas en el Sahara Occidental no permitiendo una salida al conflicto. De acuerdo con lo anterior, el presente artículo se enfocó en la siguiente pregunta: ¿cuál ha sido la influencia de Francia y sus intereses en el conflicto del Sahara Occidental en el período 1991-2011?
Como hipótesis, se partió de la idea de que Francia utiliza su influencia en el Consejo de Seguridad para impedir cualquier plan que permita la solución del conflicto, porque tiene como objetivo beneficiarse económica y geopolíticamente de este, además de sus relaciones políticas con el Reino de Marruecos, que desde 1975 ocupa el territorio del Sahara Occidental, suscitando un problema que hasta el día de hoy no halla remedio (Arango, 2008). Papel de Francia en el conflicto del Sahara Occidental Marruecos procedió de manera estratégica y logró boicotear todos los planes propuestos por la ONU para la finalización del conflicto del Sahara Occidental. Pero este país no actuó solo, contó con la invaluable ayuda de su expotencia administradora, Francia, quien le brindó asesoría militar y su protección frente a las Naciones Unidas. Es pertinente entender las razones por las cuales Francia desde un principio intervino en este conflicto, y aunque pareciera que sus intereses en la región empiezan a partir de 1991 con la creación de la Minurso, donde ya se ve envuelta por ser parte del Consejo de Seguridad, en realidad, esta nación había manipulado la situación desde décadas anteriores.
Cuando se dio inicio en el año de 1963 al proceso de descolonización en el Sahara español, al introducirse en la lista de territorios no autónomos de las Naciones Unidas (Fuente, 2011), Francia decidió apoyar a Marruecos y tomó una posición a favor en el asunto de la reivindicación del Sahara. De hecho, puede decirse que parte de la organización logística de La Marcha Verde1 fue orquestada en el Quai D’Orsay, con el propósito de mantener la estabilidad marroquí, así como sus intereses económicos, ya que desde 1960, Rabat ofrecía a Francia la explotación conjunta del Sahara a través de compañías mixtas (Pérez, 2006).
Para la década de los setenta, algunas empresas francesas ya habían enviado 20.000 empresarios y trabajadores a la región del Sahara ocupado, motivadas por la exploración de recursos petrolíferos. Esto generó ganancias económicas que en 1974 superaban los 742 millones de francos en contratos y en 1975 se acercaban a los 881 millones (Pérez, 2006). 1 El conflicto del Sahara Occidental empezó el 16 de octubre de 1975, cuando Marruecos anunció la organización de una marcha pacífica de aproximadamente 350.000 civiles marroquíes desarmados al Sahara Occidental con el fin de reintegrar dicho territorio a Marruecos. Esta movilización se llamó La Marcha Verde. 409 Análisis de la influencia de Francia y sus intereses en el conflicto del Sahara Occidental. Período 1991-2011 10 • Vol. 5 No 2 • Julio-diciembre 2014 En este decenio, Valéry Giscard d’Estaing, amigo personal de Hassan II, intervino a favor de Marruecos: apoyó logísticamente La Marcha Verde, le proporcionó armamento como vehículos blindados AML-10 y autoametralladoras, y forzó a Mauritania para que se colocase en el bando marroquí (Fuente y Mariño, 2006). Esto le permitió tener un dominio en esa región y el poder de contrarrestar el movimiento independista del Sahara Occidental (Frente Polisario) para proteger sus propios intereses, demostrando así su capacidad de influencia desde el comienzo del conflicto.
Para la década de los ochenta, la ONU trató de desarrollar misiones y actividades en la zona que se malograron sobre todo por la interferencia que hizo Francia a cualquier acción que intentara solucionar el conflicto del Sahara Occidental. Cuando se decidió crear la Minurso, también se opuso enérgicamente a cualquier avance en el referéndum, promoviendo todo tipo de tácticas dilatorias, ya que para esas fechas había creado los cimientos para que compañías como Total S. A. empezaran a extraer petróleo, y para que los grupos de medios de comunicación como Dassault y Lagardère fueran los principales proveedores franceses de armamento en el conflicto del Sahara Occidental (Fisera, 2004). Es necesario resaltar que si Francia se ha involucrado en este conflicto ha sido por sus intereses de Estado, dado que por lo regular usa los intereses económicos para presentar sus objetivos de política exterior en el tema del Sahara Occidental. Por esta razón, Francia emplea su poder e influencia para resguardar sus utilidades comerciales, lo que ha motivado la creación de alianzas estratégicas con países importantes en el escenario internacional. Este fenómeno es particularmente evidente en la cooperación que tiene con el Reino Unido (en este caso con el conjunto de empresas de Royal Ordnance) para proveer de armamento a Marruecos, además de ser su socio comercial en la construcción, edificación y modernización del “muro de defensa”2 que divide el territorio del Sahara. Esto hace que sea difícil para el Reino Unido condenar la ocupación militar y el levantamiento del muro, cuando el conjunto de empresas de municiones más relevantes del país están implicadas de manera directa en el conflicto. Esta situación también se puede observar en el sector de hidrocarburos con la petrolera norteamericana Kerr-McGee, que en cooperación con Total S.A., desde 1980, busca yacimientos de crudo en el territorio saharaui. Lo anterior hace que Estados Unidos se mantenga en una posición neutral, donde no presiona ni promueve la solución del conflicto, ya que no quiere perjudicar a sus compañías, porque no solo la empresa Kerr-McGee está involucrada, sino también las firmas The Dow Chemical Company y Kosmos Energy. 2 Con el objetivo de frenar los ataques del ejército saharaui, el rey Hassan II de Marruecos, con la ayuda de Francia y Reino Unido, ordenó crear una inmensa línea de muros defensivos cuya construcción duró siete años. Más información en: http://removethewall.org/es/the-wall/construction-of-the-moroccan-walls/ 410 • REVISTA ANÁLISIS INTERNACIONAL Angie Paola Hernández Fuentes
El hecho de que Francia haya escogido estos sectores para realizar cooperación en la región del Sahara no es cuestión del azar, fue parte del plan de su política exterior; puesto que los sectores de armamento e hidrocarburos son ámbitos muy sensibles que necesitan una estrecha vigilancia y una participación directa de los gobiernos, lo que lleva a que de alguna manera, Estados Unidos y Reino Unido estén a favor de las intenciones de Marruecos en el Sahara Occidental. Lo dicho evidencia que los intereses de Francia en el conflicto del Sahara Occidental son netamente económicos, dado que desde 1960 se han firmado acuerdos comerciales significativos que incluyen a las multinacionales más importantes del país. Así mismo, ha utilizado de modo estratégico las áreas comerciales y militares para mantener la seguridad en la región, ya que son los dos medios, como afirma Waltz (1979), que permiten la autopreservación de los Estados y la capacidad de alcanzar los fines que se han propuesto, como es el caso de Francia en el Sahara Occidental. Intereses y beneficios de Francia en el conflicto del Sahara Occidental Es primordial comprender el papel de los recursos naturales en el conflicto del Sahara Occidental, pues son la fuente inmediata de riqueza y poder (Sánchez, 2011), y con los años han representado un problema geopolítico, económico y de seguridad, lo que demuestra que el Sahara Occidental es más que una cuestión de descolonización. Hay que tener en cuenta que si el Sahara Occidental consiguiera el referéndum de libre autodeterminación, sería un nuevo Estado en el norte de África, con el espacio más rico en recursos naturales, según el Banco Mundial, debido a la existencia de abundantes reservas de fosfatos y de los bancos pesqueros más importantes del mundo (Monjaráz, 2005). Esa es la razón por la que Marruecos –apoyado por Francia– está tan preocupado por anexar el Sahara Occidental a su territorio, dado que el gobierno marroquí se ha convertido en el titular de los recursos naturales del Sahara: fosfato, petróleo, gas natural, níquel, cromo, platino, oro, plomo, corindón, plata, cobre, entre otros (Ismail, 1998). Este tema desempeña un papel central en el fortalecimiento de la presencia francesa en el territorio saharaui, porque son recursos esenciales para las industrias en todo el mundo; sin contar que es Francia quien ayuda a Marruecos a extraer y exportar estos recursos naturales (U. S. Geological Survey, 2011). Además de los recursos naturales, están las empresas francesas asentadas en el Sahara Occidental; no fue casualidad que Francia escogiera algunas de sus compañías para ciertos sectores. Para empezar, Total S. A. es la firma más relevante de este país, brindando unas ganancias anuales de 500.000 millones de euros; la mayor capitalización de la Bolsa de París y la mayor empresa de la zona euro (Total S. A., 2014). La inversión que la empresa ha realizado en el Sahara Occidental se perdería con el solo hecho de lograrse el referén- 411 Análisis de la influencia de Francia y sus intereses en el conflicto del Sahara Occidental. Período 1991-2011 10 • Vol. 5 No 2 • Julio-diciembre 2014 dum de libre autodeterminación del pueblo saharaui, lo que implicaría pérdidas para el Estado francés. Otra firma francesa que se encuentra en el Sahara Occidental, es la GDF Suez S. A., una empresa de energía que realiza actividades en los ámbitos de generación y distribución de electricidad, gas natural y energías renovables. Es la segunda empresa más grande de servicios públicos de Francia con más de 74 mil millones de euros en ingresos anuales, además de tener un 35 % de participación en la compañía de tratamiento al agua y gestión de residuos en París (GDF Suez S. A., 2014). Esta organización compró la Power International, una firma británica de petróleo que ya contaba con las licencias para explorar en territorio saharaui y que ahora cuenta también con las licencias para el Plan de Desarrollo Eólico, lanzado por Marruecos, con el propósito de construir un parque eólico de 300 mW en la localidad de Tiskrad, cerca de El Aaiún (WSRW, 2014). Hay muchas más firmas francesas en el Sahara Occidental como Alstom, Dassault y Lagardère, empresas de comunicación, aeronáutica y defensa. También se encuentra EADS y la EDF Energies Nouvelles, una empresa francesa de energía renovable, propiedad de la compañía eléctrica francesa Électricité de France. Lo anterior es una muestra de las entidades privadas francesas que hay en el Sahara Occidental, y más que cantidad, aquí resalta la trascendencia que tienen estas para el país y la zona euro. Tienen ganancias anuales superiores a los 50 mil millones de euros y forman parte del soporte económico de Francia. Llegado el caso que estas empresas perdieran su inversión en el Sahara Occidental, ocasionarían también graves pérdidas al Estado francés. Influencia de Francia en el conflicto del Sahara Occidental Un obstáculo considerable en la solución del conflicto es la posición de Francia, aliado de Marruecos, que como miembro del Consejo de Seguridad con poder de veto, impide hasta el día de hoy que se apruebe una resolución favorable para el Sahara Occidental (Ismail, 1998). Su influencia en el Consejo de Seguridad ha hecho imposible tratar el conflicto desde el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, titulado “Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión”. Si este capítulo se llegara a aplicar en el conflicto, supondría la imposición de la solución ya aprobada sin la aceptación de las partes, dando como consecuencia la anhelada independencia del Sahara Occidental, ya que el derecho internacional lo respaldaría y esto pondría fin a los intereses económicos de Francia en esa región, pues Marruecos ya no podría convertir el Sahara en territorio reconocido internacionalmente bajo su soberanía, ni seguir siendo protector de los recursos que países como Francia y Estados Unidos explotan en conjunto (Mera, 2007). 412 • REVISTA ANÁLISIS INTERNACIONAL Angie Paola Hernández Fuentes Una de las primeras acciones de Francia al respecto fue su intervención directa en las Naciones Unidas en la década de los ochenta, para evitar de cualquier forma un arreglo que pudiera dar término al conflicto. Cuando se creó la Minurso, Francia envió comunicados a través de sus ministros de Asuntos Exteriores, en los que afirmaba que el conflicto del Sahara Occidental era un invento de Argelia (Zoubir, 2007); lo que generó una incertidumbre en el escenario internacional y logró atrasar los planes ya propuestos por la Minurso para los siguientes años. A finales de la década de los noventa, la ONU al ver que la Minurso no cumplió con los objetivos propuestos, decidió nombrar a James Baker como enviado especial para poder llegar a la salida del conflicto. Baker realizó el Plan Baker I, que buscaba utilizar todos los mecanismos posibles del derecho internacional, incluyendo el capítulo VII de la Carta, para asegurar que las dos partes aceptaran los resultados del referéndum. Como era de suponerse, Francia lo rechazó y amenazó con emplear el poder de veto para evitar que se adoptara dicho plan de arreglo (Khadad, 2002). Después del fracaso de la tentativa de hacer adoptar el Plan Baker I, Baker volvió de nuevo en febrero de 2002 para presentar otra solución al conflicto. En este nuevo plan, el norteamericano brindó cuatro sugerencias3 y pidió al Consejo de Seguridad que la opción elegida fuera sobre una base no negociable, es decir, que no era necesario exigir el consentimiento de ambas partes, motivando abiertamente al Consejo a considerar de nuevo la solución del conflicto del Sahara Occidental sobre la base del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas. Pero antes de que el Consejo pudiera terminar las consultas, Francia, con el apoyo de Estados Unidos y Reino Unido, presentó un proyecto de resolución llamado “La tercera vía”, la cual tenía como objetivo saltarse todo el proceso de autodeterminación mediante un acuerdo pactado que resolvería el problema del territorio y de la población, buscando así una resolución a través de una decisión directa de parte de Marruecos y del Frente Polisario mediatizadas por el secretario general y el Consejo de Seguridad (Palacios, 2001). Esta vía de solución excluía de manera directa a la población saharaui y al proceso de autodeterminación y descolonización organizado durante casi medio siglo (Palacios, 2001). Tal intento fracasó, dado que diez países miembros del Consejo y dos miembros permanentes (China y Rusia), se opusieron enérgicamente al plan brindado por Francia, lo que dio como consecuencia que se rechazaran todos los planes expuestos, además de aplazar el mandato de la Minurso hasta finales del mes de julio 2002 y que hasta el día de hoy se haya venido renovando. No obstante, el daño causado al proceso de paz original fue bastante serio y sus efectos se proyectan hasta nuestros días, dado que todas las intervenciones y bloqueos 3 El coordinador del Frente Polisario con la Minurso, M´Hamed Khadad, las resume de la siguiente manera: “1. Las Naciones Unidas podrían una vez más volver a tratar de llevar a la práctica el plan de arreglo. 2. Una revisión del proyecto del acuerdo marco. 3. Una partición del territorio y 4. Poner término [a] la Minurso” (Khadad, 2002: 05). 413 Análisis de la influencia de Francia y sus intereses en el conflicto del Sahara Occidental. Período 1991-2011 10 • Vol. 5 No 2 • Julio-diciembre 2014 de Francia, permitieron a Marruecos evadir todos los planes propuestos por las Naciones Unidas referentes a la solución del conflicto, además de ofrecerle una protección política y diplomática que consiente la persistencia de la ocupación ilegal en el Sahara Occidental (Boukhari, 2004). Conclusiones Francia ha desempeñado un papel significativo en el conflicto del Sahara Occidental. Ha demostrado ser un gran aliado de la causa promarroquí, posición que se evidenció desde el inicio del conflicto al interferir en las Naciones Unidas a favor de Marruecos. En el artículo se demostró que su intrusión en el conflicto se liga a intereses económicos que se relacionan con la parte ocupada del Sahara, donde se encuentran recursos naturales importantes para el mundo y para Francia, como es el caso de los fosfatos, el petróleo y la reserva de zona pesquera. Su influencia se probó con su intervención en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 1991, allí evitó de manera agresiva la solución al conflicto del Sahara Occidental, amenazando con su poder de veto cualquier propuesta que favoreciera al pueblo saharaui, afectando las acciones de la Minurso en el territorio. Este comportamiento belicoso se debe a sus intereses de Estado, reflejados en asuntos económicos, ya que las empresas más importantes de Francia han ejecutado acuerdos comerciales con Marruecos, además de invertir millones de francos en la búsqueda de yacimientos de hidrocarburos y en la explotación conjunta de fosfatos. Si llegara a realizarse el referéndum de autodeterminación o la implementación del capítulo VII de las Naciones Unidas, esas compañías tendrían que retirarse del territorio saharaui, ocasionando la pérdida de sus instalaciones y las inversiones realizadas4 a lo largo de todos estos años, lo que afectaría la economía francesa. Por ende, Francia ha fortalecido las relaciones con países que también tienen intereses económicos en el Sahara, dado que eso refuerza la cooperación y la custodia de la zona ocupada para evitar grandes fugas económicas. O como lo explica mejor Lipson, “las cuestiones económicas y militares a menudo se caracterizan por la oportunidad de obtener ganancias conjuntas, reduciendo las posibilidades de traición, mejorando la vigilancia y la seguridad” (1984: 12), lo que da a entender que países como Estados Unidos y Reino Unido, vigilarán la situación de la autodeterminación y procurarán que sus intereses estén a salvo, apoyando a Francia en evitar la solución al conflicto del Sahara Occidental. Estas acciones han sido motivadas por los intereses económicos de Francia que se han convertido en los intereses de Estado en este conflicto, agregando que, como señala Waltz 4 Hay registros de que las empresas Total S. A. y Kosmos Energy han invertido 80 millones de euros anuales desde hace décadas (WSRW, 2014). 414 • REVISTA ANÁLISIS INTERNACIONAL Angie Paola Hernández Fuentes (1979) “las capacidades económicas no pueden separarse de las otras capacidades de los Estados. Los Estados usan medios económicos para fines políticos y militares; y medios políticos y militares para el logro de intereses económicos” (p. 141), lo que demuestra que la estrategia de Francia de involucrar a varios actores de peso, es la manera de proteger sus intereses económicos, ya que estas relaciones políticas o militares (como en el caso del Reino Unido) suscitan el silencio internacional, de este modo, no existen críticas sobre sus actividades en el Sahara, y minimizan el riesgo de que denuncien sus acciones frente a las Naciones Unidas. Para concluir, es necesario señalar que el Sahara Occidental es el único territorio pendiente de descolonización en toda África. Su ocupación ilegal por parte de Marruecos y el boicoteo de Francia en el Consejo de Seguridad, han generado la imposibilidad de llegar a un acuerdo para dar fin al conflicto. El problema es que cada vez este conflicto está quedando relegado al pasado y está perdiendo interés en la comunidad internacional; esto genera un desconcierto sobre la prospectiva que pueda tener, además de convertirse en un antecedente histórico que puede afectar el cumplimiento del derecho internacional en el futuro. Todo lo anterior brinda dos opciones a los países involucrados con el conflicto del Sahara Occidental: apoyar la legalidad internacional y luchar por la autodeterminación de los pueblos, o alinearse con la violación del derecho internacional, justificando la anexión del territorio, sin tener en cuenta la población y la destrucción del medioambiente (Ruiz, 2006).
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