El 27 de febrero es una de las fechas más señaladas en el calendario del pueblo del Sáhara Occidental. Cierto es que en numerosas ocasiones se nos ha criticado el tener –en opinión de quienes formulan las observaciones– excesivas conmemoraciones a lo largo del año. Sin embargo, al parecer de quien escribe, no es cuestión baladí el recordar (y recordarse) año tras año, especialmente a las generaciones venideras, nuestra historia.
Y así, resulta imposible desligar la historia del pueblo saharaui de su lucha por el efectivo ejercicio de sus legítimos derechos a la autodeterminación e independencia. De este modo, a través de ella, tratamos de reconocer la labor de aquellas personas que perdieron su vida defendiendo un “Sáhara libre e independiente”, el papel de los actores cruciales en este más de medio siglo de resistencia, de aquellas instituciones que pese al refugio nos han confirmado la viabilidad de un Estado saharaui.
"Hoy, 48 años después y pese a todos los obstáculos enfrentados, desde incluso antes de su proclamación, la República Árabe Saharaui Democrática es una realidad irreversible"
Si bien, volviendo a la conmemoración de este martes, la fecha elegida por el pueblo del Sáhara Occidental para anunciar su República no fue escogida al azar, dado que la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática se produjo el 27 de febrero de 1976, coincidiendo con el primer día sin presencia española en el territorio del Sáhara Occidental.
Desde esa noche, han pasado 48 años desde que el pueblo saharaui decidió que, a pesar de la ocupación que llevaba meses sufriendo y de encontrarse ante un abortado proceso de descolonización, iba a ocupar los espacios internacionales que por derecho le correspondían.
Actualmente, la RASD es miembro de pleno derecho de la Unión Africana (fue también miembro fundador), mantiene relaciones diplomáticas con una amplia mayoría de países, ha construido y consolidado un Estado en el exilio aun teniendo una parte importante de su territorio bajo ocupación militar perpetrada por Marruecos desde el año 1975.
Pese a que la situación de ocupación ilegal altera considerablemente el imaginario colectivo sobre el concepto de Estado, y sin lugar a dudas genera evidentes disfuncionalidades e innumerables desafíos, ello no ha sido óbice para que el pueblo saharaui no haya cejado en su empeño en la construcción de un Estado sólido que permita extrapolar, mejorar y ampliar la experiencia constatada en un Estado saharaui libre e independiente.
La mencionada situación de ocupación que vive el pueblo saharaui le ha condenado al exilio, al refugio y su dependencia cuasi total de la ayuda humanitaria, a la dispersión de la población, a la diáspora, a las vulneraciones sistemáticas de Derechos Humanos por parte de Marruecos, al expolio ilegal de los recursos naturales del territorio del Sáhara Occidental –entre otros, según reiterada jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Sin embargo, sin intención de obviar la especial situación del Estado saharaui, es cada día más incontestable que una República Árabe Saharaui Democrática es la garantía de una estabilidad acuciantemente necesitada en la región.
No obstante, incluso considerando todo lo anterior, todavía hoy se sigue debatiendo sobre la oportunidad de la proclamación de una República, prácticamente tres años después de la fundación formal del Frente Polisario.
Con todo, el transcurso de los años, y especialmente el devenir de los acontecimientos internacionales, ha demostrado que el pueblo del Sáhara Occidental tomó la decisión apropiada aquella histórica noche en Bir Lehlu.
Aunque haya tenido que pasar casi medio siglo, el tiempo ha dado la razón a quienes apostaron por la proclamación de la RASD aun con todos los vientos en contra. Y es que, en definitiva, hay cuestiones en política, como en la vida misma, que necesitan de tiempo, sosiego y distancia para ser comprendidas.
Así hoy, 48 años después y pese a todos los obstáculos enfrentados, desde incluso antes de su proclamación, la República Árabe Saharaui Democrática es una realidad irreversible.
Abdulah Arabi es representante del Frente Polisario en España.