MADRID-. El Movimiento por los Presos Políticos Saharauis (MPPS), que lleva cuatro años concentrándose ante el Ministerio de Asuntos Exteriores por los presos políticos saharauis, volverá a concentrarse este lunes una vez màs para que se conozca la injusticia de su situación.
“Nosotros nos manifestamos por ellos, para que se conozca la injusticia de su situación, para que el ministro Albares dé la cara por ellos y que liberen a estos presos que no han hecho otra cosa que pedir la autodeterminación que les corresponde desde hace mucho más de medio siglo”, afirma, la abogada Cristina Martínez Benítez de Lugo, participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis.
El pueblo saharaui celebró en octubre el XV Aniversario del campamento de Gdeim Izik, precursor de la primavera árabe y ayer se cumplieron 15 años del salvaje desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik.
Este campamento surgió de la nada, multiplicándose las jaimas en un tiempo record, llegando a conformar un inmenso laberinto habitado por gentes radiantes. Duró un mes, rodeado por el ejército marroquí.
Por primera vez, los saharauis sólo compartían su vida con saharauis. Ni policía, ni ejército, ni colonos… Esas ausencias provocaban una dulce sensación de libertad en cada gesto cotidiano, una plenitud de su identidad saharaui.
Gdeim Izik ha dejado una semilla de orgullo en cada saharaui, aunque fueran vencidos, encarcelados y torturados. Esa vivencia de haber regido sus destinos durante un mes produce adicción, y si antes creían en su independencia, después de Gdeim Izik la palparon con sus dedos y saben que la lograrán.
En aquel momento, cerca de 200 saharauis fueron apresados, interrogados y torturados, y soltados poco a poco, quedando solo 25. Uno, Mohamed El Ayubi, falleció fuera de la cárcel pero a causa de las torturas y la falta de atención médica; otro, Hassana Aalía, huyó y consiguió el asilo en España pero de una manera muy angustiosa porque España se lo negaba. Cuatro más cumplieron ya condena. Quedan 19 personas con 8 cadenas perpetuas, 3 condenas de 30 años, 5 de 25 años y 3 de 20 años. Ni que decir tiene que los juicios de Gdeim Izik fueron sonados por sus irregularidades. La propia Corte de Casación marroquí ordenó repetirlos. Pero la farsa procesal siguió su curso dando como resultado condenas injustas y abultadas para unos ciudadanos inocentes.
Otros quince presos políticos saharauis padecen también el terror de una cárcel marroquí.