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Analista Internacional resalta histórica y necesarias relaciones chileno-argelinas

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Santiago (Chile), 06 de julio de 2020 (SPS)- Analista internacional, Esteban Silva Cuadra, ha relatado en un detallado análisis las históricas relaciones entre Chile y Argelia en distintos ámbitos y como puente que une Latinoamérica y África.
Recordando las relaciones diplomáticas que unen a los dos países desde 1963, Esteban Silva Cuadra ha señalado las labores impulsadas por los lideres históricos de los dos países, Houari Boumediene y Salvador Allende, en la consolidación de unos lazos caracterizados por la solidaridad y la defensa de la soberanía de los pueblos.
En el mismo análisis se describe el esfuerzo de Argelia como un aliado estratégico y fiable en el ámbito económico, siendo el país norteafricano un socio estratégico el sector de hidrocarburos y gas natural licuado.
En política internacional se evidencia el liderazgo de Argelia en la defensa de los pueblos del tercer mundo y su posición como frente para las revoluciones anticolonialista. Los procesos que viven la Republica Árabe Saharaui Democrática y Palestina son ejemplos citado por Esteban Silva Cuadra.
 A pesar de las avanzadas relaciones entre los dos países, Esteban Silva Cuadra no duda en exponer su preocupación ante la nueva estrategia internacional del Gobierno de presidente Sebastián Piñera y sus negativas consciencia.

Asimismo, señala que la reciente decisión de Chile de prescindir de su Embajada en Argel “no es coherente con la rica y fructífera historia de las relaciones chileno-argelina y envía una señal poco amistosa hacia el pueblo argelino con el cual nos unen profundos lazos históricos, actuales y de futuro”.   
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Autor: Esteban Silva Cuadra
Chile y Argelia establecieron tempranas relaciones diplomáticas en 1963, pocos meses después de proclamada la independencia de la República Argelina Democrática y Popular el 5 de julio de 1962, luego de una cruenta y heroica guerra de liberación contra el colonialismo francés.
La relación y lazos entre ambos pueblos se había expresado previamente a través de académicos y estudiantes de la Universidad de Chile, dirigentes sociales y parlamentarios que solidarizaron activamente con la lucha anticolonialista e independentista liderada por el Frente de Liberación Nacional (FLN).
La primera vez que un presidente de Chile realizó una visita de Estado a Argelia fue en noviembre de 1972, cuando el Presidente Salvador Allende visitó Argel invitado por el Presidente Houari Boumediene. Ambos mandatarios y sus respectivos gobiernos compartían entonces visiones y propósitos comunes como naciones integrantes del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que representaba en la escena internacional los principios de la solidaridad con las luchas de liberación de los pueblos del tercer mundo frente al colonialismo y la dominación imperial, la lucha por la libre determinación y soberanía, y la cooperación entre países del sur en un marco de pluralidad ideológica y política.
La primera vez que un presidente de Argelia visitó Chile fue en mayo de 2005 cuando el Presidente Abdelaziz Bouteflika sostuvo un intenso programa bilateral de 4 días en Santiago y Valparaíso. Lo primera actividad de Bouteflika en nuestro país fue visitar el mausoleo del presidente Salvador Allende en el Cementerio General. Allí el Presidente Argelino recordó a su amigo Salvador Allende rindiéndole solemne homenaje por su consecuencia y dignidad, reconociendo al pueblo chileno que resistió a la dictadura Pinochetista. Luego del cruento golpe de estado de 1973, cientos de chilenas y chilenos exiliados fueron acogidos solidariamente por los argelinos. Muchos formaron familias, estudiaron, trabajaron y se jubilaron en Argelia construyendo nuevas relaciones y lazos que perduran hasta el presente.
Pero la visita a Chile del Jefe de Estado argelino no se basó solamente en la evocación de la amistad entre dos Gobiernos y pueblos con un digno pasado bilateral, ni en el reconocimiento de la vieja amistad y reivindicación de las visiones progresistas comunes de los presidentes Allende y Boumediene. Su visita al Chile de la post dictadura presidido por Ricardo Lagos, respondía a la decisión de profundizar las históricas relaciones estableciendo una alianza bilateral estratégica en lo energético, político y comercial de mutuo beneficio para encarar el nuevo contexto mundial.
El Chile de entonces tenía (y sigue teniendo) un déficit gasífero y energético severo y, en consecuencia, siendo Argelia uno de los más importantes países productores y exportadores de gas del mundo, para el Estado chileno la visita del presidente argelino resultaba de la mayor importancia e interés. Más todavía, si se tenía en consideración que Argelia vía Sonatrach se había instalado y operaba en el vecino Perú, siendo parte del Consorcio de Camisea en la explotación y exportación de gas.
En Santiago, los presidentes Bouteflika y Lagos firmaron un importante Acuerdo de Cooperación energética que posibilitaba una estratégica cooperación entre las empresas estatales ENAP de Chile y SONATRACH de Argelia con miras a negociar la compra de GNL y participar con inversiones y tecnología. Argelia le ofreció Chile un acuerdo entre empresas estatales que implicaba una significativa oferta para proveer al país de gas Natural Licuado (GLN), -que reduciría de manera importante el precio del GLN pagado por Chilev -, y, se comprometía a transferir recursos humanos y tecnológicos. En el marco del acuerdo suscrito, los argelinos decidieron participar en el proyecto de construcción, provisión de GNL y operación del terminal de la planta de regasificación de Quinteros ubicada en la Quinta Región de Valparaíso.
Pero el interés de la Empresa Nacional de Petróleos de Chile (ENAP) no solo estaba puesto en el GNL. El acuerdo incluía también la exploración conjunta de petróleo en la zona de Magallanes, y permitía, a su vez, a ENAP participar en licitaciones en el país africano.
Sin embargo, el intenso lobby de los intereses de la transnacional inglesa con sus socios norteamericanos e israelitas junto a la soterrada preferencia de algunas autoridades en favor de la operación de empresas privadas en el GLN en desmedro de las empresas estatales, terminaron por frustrar la materialización del estratégico acuerdo bilateral.
Un año después, el gobierno chileno le adjudicó a la transnacional British Gas la provisión y operación de GLNvi. Lamentablemente de nada sirvieron los acuerdos bilaterales suscritos durante la visita del presidente argelino a Chile, ni su generosa y ventajosa oferta de Gas como base de una cooperación energética estratégica. Todos los intentos por transparentar lo ocurrido con la licitación que permitió a British Gas adjudicarse la millonaria operación en Chile en desmedro de la estatal argelina, fueron infructuosos y nunca fueron clarificados. Ante la inquietud de los argelinos por entender lo ocurrido en aquella licitación recibieron como respuesta que “Argelia había hecho una oferta fuera de plazo”. Más allá que perdimos una gran oportunidad al no concretarse la participación de Argelia como socio estratégico en el proyecto global de GLN, lo cierto y concreto es que los argelinos han logrado operativizar y externalizar un modelo industrial y tecnológico gasífero integral que sigue siendo altamente interesante y conveniente para el Chile del siglo XXI.
En la actualidad el intercambio bilateral entre ambos países si bien todavía es modesto continúa creciendo. En los últimos años, delegaciones empresariales argelinas han visitado nuestro país explorando asociarse con pequeñas y medianas empresas. A su vez, empresarios chilenos han participado en Argel y en Oran en eventos empresariales de Comercio, Industria y Pesca.
Desde independencia Argelia fundó su política internacional en la defensa del principio de la libre autodeterminación de los pueblos. Su propia lucha anticolonialista se encuentra en la base y el espíritu de La Resolución 1514 de la ONU sobre la Concesión de la Independencia a los países y pueblos coloniales de 1960 y en la cooperación para un desarrollo soberano y en la no injerencia en los asuntos internos de otros estados y la solución pacífica de los conflictos.
Argelia es un país estratégico en el África y es uno de los actores más influyentes en la Unión Africana (UA). Para Chile, profundizar la relación bilateral con Argelia tiene una enorme potencialidad en sí misma y es también una sólida puerta y puerto de entrada de futuro para dinamizar una relación político-cultural, económica, industrial y comercial con África.
En Chile el rol de Argelia en la defensa permanente de la causa Palestina es altamente valorado, la propia declaración de independencia de Palestina fue proclamada por el presidente Yasser Arafat en Argel en 1988. En su estadía en nuestro país, el presidente argelino recibió, en el Estadio Palestino de Santiago, un especial reconocimiento por el rol de Argelia en la solidaridad con pueblo palestino, en ceremonia organizado por la comunidad chileno-palestina.
La política internacional de Argelia de irrestricto respaldo a los procesos de descolonización y autodeterminación pendientes como es el caso del pueblo saharaui en el Sáhara Occidental es compartida por los más amplios sectores del pueblo chileno. Ello se evidencia en una constante y activa participación de intelectuales, académicos, artistas, dirigentes sindicales, DDHH y parlamentarios chilenos en Seminarios y encuentros de solidaridad que se realizan en Argelia.
La errónea decisión anunciada por el gobierno derechista del presidente Sebastián Piñera, de cerrar 6 embajadas de Chile en el extranjero, entre las que se encuentra nuestra embajada en Argelia, no es coherente con la rica y fructífera historia de las relaciones chileno-argelina y envía una señal poco amistosa hacia el pueblo argelino con el cual nos unen profundos lazos históricos, actuales y de futuro.
El anuncio del cierre de nuestras embajadas ha sido rechazado y cuestionado por amplios sectores del país incluyendo a parlamentarios del propio oficialismo gobernante. Cerrar la embajada de Chile en Argel por razones de presupuesto carece de fundamentos sólidos, y responde a una sesgada concepción sesgada y reductivista de nuestras relaciones internacionales y de los intereses permanentes de nuestro país. Aún es tiempo de revertir tamaña equivocación.
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Analista Internacional.
Presidente de la Fundación Constituyente XXI